jueves, 18 de marzo de 2010

Capitulo 29 (y último)







Ramiro  está muy aturdido. Nunca pensó que la mujer que más macho lo ha hecho sentir sea un hombre. Le cuesta creer que esa bebita que no pudo sentir como suya sea hija de su primo. Le duele la mirada de Mercedes. Le conmueve la intensidad de su amor...


Días después... Mercedes está encerrada en una celda de la cárcel de mujeres. Golpeada ya que las otras presas la han tomado con ella pues saben que antes tuvo cuerpo de hombre. Nadie la ha ido a ver. Está olvidada de todos. Le dicen que tiene una visita y en el fondo desea que sea Ramiro . Es Olivia. A Mercedes le sorprende verla. Olivia solo le quiere decir que ya tiene a su hija y hacerle sentir su odio. Le gusta verla golpeada.

--veo que te tratan como merecen... 

Olivia le manifiesta a Mercedes su odio y sus ganas de acabar con ella.

--me das pena... ojalá no salgas nunca de la cárcel...

Emilia vuelve a su celda y llora, llora. Tiene escondida bajo el colchón esa fotografía que era de Manuela que pudo meter entre sus cosas. El recuerdo de la anciana, el amor de Ramiro  la mantienen en pie aunque siente que sólo tiene un hilo de vida.

--te equivocaste... Ramiro  no es para mí... --dice llorando.

Le duele pensar que tal vez la anciana no la quiere como hombre y que no la apoye, a veces piensa que sí, que Manuela siempre la apoyará desde el cielo y cuando se hunde pues el recuerdo de la señora Manuela hace que se levante. 


Una semana después tiene otra visita. No quiere ver a nadie pero es una manera de alejarse un poco de las presas. Es Ramiro. Mercedes lo mira destruida. A él le duele ver tan hundida.

--tu? ¿has venido a insultar? –le reclama a la defensiva.

Ramiro  la mira triste:

--no he venido para apoyarte... Yo... siento cosas yo...

Ni el mismo Ramiro puede dar crédito a lo que está diciendo pero deja hablar su corazón. Mercedes no cree en las palabras de ese chico que la hizo enloquecer. Ramiro  quiere acariciarla pero Mercedes se levanta:

--¡¡no...¡ ¡¡no quiero tu lástima¡

Ramiro  está desconcertado por la actitud de Mercedes. Ella lo rechaza, no quiere hablar con él . Se levanta para irse. Ramiro le suplica.

--no te vayas... déjame ser tu amigo... No te pido nada más... No te ofrezco nada más...

A Mercedes le gusta la visita de Ramiro  pero no como la mira y aunque no es la pena lo que lo lleva hasta Mercedes sí siente pena por las terribles circunstancias en las que está. Mercedes lo mira dolida:

--Quiero cualquier cosa de ti menos tu odio o tu compasión…

Ramiro sonríe. Se muestra amable.

--Hiciste tanto por mí ¿no puedes ahora aceptar mi amistad? ¿Creer en mí? No es fácil para mí reconocer que me pasan cosas por alguien que un día tuvo pene pero yo quiero hacer el esfuerzo. ¿Tú no? ¿ya no me quieres?

Ramiro extiende su mano. Mercedes se la agarra. Él la abraza afectuoso.

--No sé que quiero de ti pero… ¡déjame averiguarlo¡ --dice él.

Mercedes no dice nada. Sólo disfruta de la presencia del amor de su vida.


Casi dos años es el tiempo en que Mercedes pasa en la cárcel. No puede creer cuando al fin las puertas se abren para ella. El suelo, el sol. El aire. Aunque no se siente feliz del todo. Está sola. Tiene que volver a empezar y no sabe como. En la puerta la espera Ramiro  con una rosa y una sonrisa. Aunque él no ha dejado de visitarla Mercedes está segura que era por pena y no esperaba verlo ahora que es libre. Con dulzura Ramiro  le entrega la rosa y le pregunta:

--¿ahora sí me aceptarás en tu vida?

--pero porque? --pregunta Mercedes desconcertada.

Ramiro  sonríe con ternura:

--Porque me enamoré de ti... porqué no me importa nada...

Mercedes soñó tanto ese momento que no puede creerlo:

--no hablas en serio --le dice perpleja.

Él sonríe y le pregunta:

--es que ya no me amas...

Mercedes lo mira enamorada y dice:

--eres mi vida... te amaré todos los días de mi vida...

--¿y entonces?

--¿amarme tú a mí? ¿como? --Mercedes que no sale de su asombro.

--y tú porque me amas? --le pregunta Ramiro  con ternura.

--bueno... yo... --balbucea.

Ramiro  le sonríe. Le pone las dos manos en las mejillas:

--el amor es así. No hay que darle vueltas.

Los dos se miran fijamente.

--te amo, Mercedes. Y esto no se lo dije a nadie.

Mercedes lo abraza llorando:

--mi amor... mi sueño...

Ramiro  la acaricia con mucho cariño:

--gracias por amarme de esta manera tan loca...

--¿tú me das las gracias a mí? --Mercedes sorprendida.

A Ramiro  le emociona mucho la cara de sorpresa de ella. Le agarra la bolsa y van hacia el auto.

--espero que quieras venir conmigo... Yo sigo viviendo en la casa okupa... No sé si quieras seguir mi estilo de vida...

Mercedes lo mira enamorada:

--te seguiré siempre...

Ramiro  le guiña el ojo. Los dos entran en el auto. Están felices. Antes de arrancar Ramiro  le dice:

--no tendremos un cuarto para los dos... habrá más gente... nos mirarán feo...

--si a ti no te importa... a mi tampoco...

Ramiro  la mira complacido. Empieza a arrancar el auto. Los dos se miran un largo rato en silencio. Luego ella le dice:

--y Germán...?

--que pasa con él? Nunca me preguntaste por él –Ramiro.

--siempre quise hacerlo... nunca me atreví.

--está con Olivia... Ella lo perdonó, él aprendió a quererla... Tuvieron un Germancito... 

--¿ves a Manuelita? --con un fondo amargo pues es la hija que Ramiro  que jamás podrá tener.

--Se llama Olivia... le cambiaron el nombre...

Mercedes triste. Ramiro  le acaricia la mano y le sonríe:

--para nosotros será Manuelita... algún día le diremos que fuimos sus primeros padres...

--crees que podamos verla...?

--no creo...Almenos no por ahora.

A Mercedes le da pena pero Ramiro  se muestra optimista.

--¿estás seguro que quieres estar conmigo?

--si claro... ¿y tú? --pregunta Ramiro  con una sonrisa.

--Yo si pero ¿y tu en serio estás dispuesto a no tener un hijo?

--y quien ha dicho que no tendré un hijos --dice él dulcemente.

--yo no podré dártelo... --triste.

Mientras conduce él le va acariciando amorosamente:

--claro que sí, no te he pedido matrimonio ni pienso en ello... no necesito un papel para amarte y si algún día quiero ser papá hay por el mundo millones de niños a los que querer, a los  que elegir como nuestros...

Mercedes, al se aceptada por el amor de su vida, se da cuenta de la grandeza de él y no lo quiere lastimar:

--no quiero hacerte daño...

él la mira enamorado:

--pues no me hagas pensar... el futuro... ¿quien lo sabe?

Ramiro  conduce el auto mientras se regalan miradas  llenas de felicidad, amor y pasión.


3 años después… Mercedes y Ramiro han construido un hogar feliz. Viven en un apartamento de una manera sencilla pero son felices y no viven solos. Mercedes contempla enamorada al hombre. No hay día que no dé gracias al cielo por haberle hecho el mayor de los regalos. Siempre tiene un pensamiento para Manuela. Está convencida que la anciana desde el cielo hizo posible ese milagro. Ramiro es un papá feliz. Él y Mercedes han adoptado a una pequeña negrita. Ramiro la enseña a decir su primera palabra:

--papá… di papá…

Luego le enseña a decir mamá. Mercedes y Ramiro se miran con mucho cariño, con mucha complicidad. Ella abraza a Ramiro por la espalda. Besa a su hombre, besa a su hija con mucho cariño. La felicidad reina en cada rincón de ese hogar.

FIN.




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